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PASO CRISTO

PASO CRISTO

El término paso proviene del griego pathos, que significa sufrimiento si bien en el ámbito artístico se asocia a una estructura arquitectónica, escultórica y pictórica, similar a un retablo, con la diferencia de que el paso es un bien mueble. La historia del paso de misterio de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Amor se enmarca a partir de 1952, cuando sale por primera vez la bendita imagen con el paso dorado comprado a la Hermandad de los Afligidos de nuestra ciudad. Destaca por su decoración a base de grandes palmas en su parte delantera y una serie de ángeles en los extremos del paso. Hacia 1965 se sustituye el paso por el de uno realizado en madera oscura y con cartelas en cada uno de lados. Vuelve a ser sustituido en 1969 por el paso que realizara los talleres de Angulo de Lucena, estrenándose al año siguiente.

Si bien, el paso actual corresponde al diseño de los talleres de Guzmán Bejarano, realizado en 1979 al más puro estilo sevillano neobarroco en madera de caoba de Honduras con aplicaciones de limoncillo. Se configura por una mesa de hierro en el que se insertan travesaños en sentido vertical, donde se asientan tanto el canasto y los respiraderos, que presentan decoración vegetal como hojas de acanto o incluso en los ángulos aparecen elementos frutales y florales, visibles también en los respiraderos, componiendo un conjunto muy rico en cuanto a repertorio decorativo. Rematando la parte superior, se encuentran seis faroles que dan luz al paso de misterio, de sección octogonal.

En el ámbito escultórico tampoco es una excepción, siendo desde el punto de vista iconográfico y estético muy interesante, ejecutado por el escultor sanroqueño Luis Ortega Bru en madera estofada y policromada por Alfonso Berraquero entre 1979 y 1980. En primer lugar, en las hornacinas, ubicadas en el canasto se disponen las imágenes la Virgen de los Remedios, titular del convento, en el frontal mientras que en el trasero la Virgen del Rosario, patrona de Cádiz. En el lateral izquierdo se ubica San Francisco de Asís y en el derecho, el Beato Diego José de Cádiz, fraile capuchino que propagó la devoción de la Divina Pastora de las Almas.

hermandad nazareno del amor

Las dos tallas de la Virgen María, enmarcadas en la iconografía de Hodegetria, presentan la misma configuración, elevadas en una peana de querubines y portando al Niño Jesús en la mano izquierda y un cetro en la diestra. Los ropajes son dorados, cubriéndolas con el manto que crea pliegues, por lo que provoca un claroscuro muy acentuado. La imagen de San Francisco porta túnica marrón, característica del fundador de su orden, sosteniendo una cruz en la mano izquierda, de la que medita. A nivel morfológico, destaca por el contraposto que provoca que la pierna derecha de contrapeso mientras que la izquierda tiene todo el peso del cuerpo. El rostro mira ensimismado el pequeño madero y destacable es el pelo y la barba, concebidos en pequeños bucles. La talla del Beato Diego es de similares características, con la diferencia de que la cruz está sujeta por la mano derecha y el contraposto es al revés que la de San Francisco. Presenta un rostro más enérgico, patente en ese ceño fruncido y con una barba larga, concebida en grandes bucles.

En los lados laterales, la imaginería se centra en la presencia de cuatro cabezas de querubines policromados, que se caracterizan por un rostro rodeado de una venera a modo de concha y en la parte inferior dos alas. Destacan por su frontalismo y con una expresión de solemnidad. Asimismo, en la parte superior de las mismas y flanqueando los dos faroles pequeños, se sitúan cuatro arcángeles de bulto redondo, portando instrumentos de la Pasión. Poseen ricos ropajes que forman numerosos pliegues, acentuando el claroscuro. La composición recuerda a las alegorías de las tumbas de los Médici de Miguel Ángel. Las tallas de estos pertenecen también al escultos Luis Ortega Brú, que no los terminó, finalizando los mismos, el escultor isleño Alfonso Berraquero.

Entre los años 2014 y 2016, la obra sufre un proceso de restauración y renovación de algunas partes del mismo. La intervención consistió en reestructuración completa del paso, además de intervenir la imaginería menor ya comentada por parte de Luis González Rey y el barnizado completo del conjunto. El citado escultor realizó cinco cartelas que presiden los ángulos del paso y en el respiradero delantero. Además dos ángeles dolientes realizados en barro policromado flanquean la parte frontal superior. Destacan por una expresión melancólica que miran a Cristo de esta manera. A nivel artístico, los rostros son ovalados y presentan unos ojos que acentúan la mirada triste además de una nariz pequeña y boca cerrada. Centrándonos en el cabello, éste es voluminoso, creando numerosas ondulaciones de pelo que acentúan el claroscuro. El resto del cuerpo posee una anatomía realista además de un pequeño sudario en la parte interior.

Las cartelas representan temas relacionados con el amor a través de pasajes bíblicos, que, si bien, podrían estar relacionadas con cinco de las siete obras de la misericordia. En la delantera, aparece la representación del pelícano dando de comer a sus crías que, según el versículo, el pájaro, extendiendo sus alas, ingirió un pescado y lo despedazó para sus hijos, pudiéndose relacionar con dar de comer al hambriento. A la izquierda se representa la parábola del buen samaritano, un hombre que se encuentra a otro camino a Jericó, curando las heridas con vino y aceite y vendándoselas. Se pone de manifiesto la obra misericordiosa de visitar a los enfermos. A la derecha se aprecia el pasaje de la unción en Betania, cuando Jesús va a casa de Lázaro, resucitado por él, y María unge sus pies con perfume de nardo, un producto que tenía un alto coste económico y que no era fácil adquirirlo. Al verse Judas ofendido por no vender el frasco, Jesús dijo que se guardara para su sepultura; esto se corresponde con el enterrar a los muertos.

En la trasera, a la izquierda aparece el pasaje de la buena samaritana, donde se cuenta de que Jesús ve a una mujer de Samaria y le pide que le diese de beber el agua del pozo. Al estar enemistados un judío y una samaritana, ésta le dice que no puede conseguir el agua por no tener un balde. Jesús contesta que el agua que dará hace que uno viva para siempre; esto se corresponde con dar de beber al sediento. Por último, a la derecha el regreso del hijo pródigo, que cuenta como uno de los dos hijos de un hombre se gastó parte de la herencia que le tocó, volviendo a casa de su padre, preparando un gran banquete; esto es dar posada al peregrino. En los respiraderos presentan otra serie de cartelas que representan el escudo del obispado de Cádiz y Ceuta, la corona de espinas y clavos, el abrazo franciscano, entre otros.

PASO PALIO

PASO PALIO

El paso de palio de Nuestra Señora de la Esperanza se entronca a partir de 1963 cuando se incorpora al cortejo de la hermandad, tras haber sido titular de la Hermandad de las Cigarreras de nuestra ciudad, saliendo en el paso de la Virgen del Rosario, patrona de nuestra ciudad. Si bien, en el año 1975 se compra por parte de la Hermandad de la Vera-Cruz de la localidad hispalense de Albaida del Aljarafe las bambalinas y el techo que bordaran en 1942 las Adoratrices de Sevilla para la dolorosa de la Piedad. Bordado sobre terciopelo verde, se caracteriza por un repertorio muy rico en cuanto a elementos vegetales y florales, en cuyo techo, se haya en el centro la representación de la fe, con la cruz en la cruz en mano derecha y en la izquierda el cáliz, estando vendados sus ojos. Dieciséis caireles son los que se incorporan en las bambalinas.

Tanto el techo como las bambalinas están sustentados por los varales, del que un basamento soporta toda estructura de los mismos. De sección circular, presenta una decoración realizada a partir del repujado, creándose un bajorrelieve que acentúa el claroscuro. La candelería es creada con el fin de dar luz a la Santísima Virgen de la Esperanza, constituido por un basamento, formado por tres volutas de tipo vegetal, en el que tres pequeñas cartelas presiden cada una de las caras. En la parte central, hay un juego de entrantes y salientes, destacando un repujado más simplificado, en comparación con el basamento. Se evidencia la presencia de tres ángeles, conforme subimos en altura. Por último, el cubilete que en su parte inferior se decora y se ensancha, en la parte superior se estrecha y se inserta el cirio.

Los candelabros de guardabrisas se constituyen por una pequeña base de cuatro volutas decorativas, en cuyo centro se eleva la plataforma. Aparecen dos ángeles en la parte intermedia y en la parte superior se abren tres brazos repletos de brazos, donde se insertan tulipas y en su interior pequeñas velas, dando luz a la parte trasera del palio. Cada una se acompaña de una corona que se sustenta por tres piezas decorativas. Los faroles entrevarales son de sección cuadrangular, cuya parte superior se ciñe una corona.

La peana es una estructura donde se eleva a Nuestra Señora de la Esperanza. Enmarcado en el estilo neobarroco, en su parte central presenta un abombamiento, haciéndose patente la decoración vegetal, realizada mediante el repujado. En el centro, se encuentra una cartela con el antiguo escudo de la hermandad. En la parte superior se colocan dos pequeños candelabros sostenidos por dos pequeños ángeles. En todo el perímetro del palio se encuentran tanto jarras como violeteras, destacando la presencia de cabezas de ángeles y uvas. Se hace alarde del uso del repujado, haciéndose presente formas geométricas como rombos y círculos. Destacable son los dos dragones que se utilizan a modo de asa. Toda la orfebrería se corresponde a los talleres sevillanos de los hijos de Juan Fernández realizados en alpaca plateada.

Sobre la mesa de palio, se asienta los respiraderos, bordados en su totalidad, diseñados por Juan Carlos Romero y ejecutados por el taller de bordados Santa Lucía entre 2004 y 2006, viniendo a sustituir a los de orfebrería. Inspirado en el retablo mayor del Convento, están realizados en oro fino y sedas sobre malla de oro y terciopelo verde oscuro. En todo el perímetro, destaca por su repertorio rico en rocallas de tipo vegetal y floral. Por otro lado, el programa escultórico e iconográfico es de lo más interesante, siendo un canto a la historia de la Orden Franciscana. Los santos se enmarcan en una serie de hornacinas que recuerda a la del retablo que Gonzalo Fernández de Pomar realiza para la iglesia, flanqueado por dos columnas, decorada por ángeles, cuya presencia se da en todo el perímetro.

paso de palio nuestra señora de la esperanza
paso de palio nuestra señora de la esperanza

Toda la imaginería menor fue realizada por Luis González Rey mientras que la orfebrería de cada personaje corre a cargo de los talleres sevillanos de los Hijos de Juan Fernández. En el respiradero frontal aparecen la Virgen de Regla, patrona de Chipiona que recibe culto en el monasterio del mismo nombre, regentado por padres franciscanos. En los laterales se encuentran Santa Clara, fundadora de las franciscanas clarisas y San Pascual Bailón, santo patrón de los congresos eucarísticos. En el lateral izquierdo, en el centro se entroniza la imagen de la Virgen de los Ángeles, advocación propia de los franciscanos por motivo de la Porciúncula y que remite a la realizada para la Parroquia del Rosario por Benito Hita del Castillo hacia 1743. En los laterales, se colocan, de derecha a izquierda, Santa Inés, San Luis de Francia, vinculado a la orden franciscana seglar, construyendo la Saint Chapelle de París, San Antonio de Padua, representado con el Niño Jesús en sus brazos y Santa Isabel de Hungría, patrona de la Orden Franciscana Seglar.

En el respiradero lateral derecho se encuentra en el centro la Virgen Inmaculada Apocalíptica con Niño Jesús matando al dragón, símbolo del mal, respondiendo a la iconografía basada en el Apocalipsis de San Juan durante su exilio en Patmos. A sus lados aparecen, de izquierda a derecha, Santa Beatriz de Silva, fundadora de la orden franciscana de la Inmaculada Concepción, San Buenaventura, Ministro General de la Orden de Frailes Menores, San Diego de Alcalá y la que se sale de la línea es Santa Cecilia, quien fue donada por la anterior banda de Pedro Álvarez Hidalgo de Puerto Real que acompañó a Nuestra Señora durante muchos años. En la parte superior del respiradero frontal y terminando este programa, aparece la escena de San Francisco en el monte Alvernia, donde el santo fundador recibe los estigmas por parte de Cristo crucificado.